Una de las partes fundamentales de los portátiles son las baterías. Al igual que los seres vivos necesitan una ingesta de nutrientes al día para mantener las funciones vitales, el funcionamiento de los aparatos electrónicos depende de la energía que les suministran las baterías.
Algún día, tal y como pronostica desde hace décadas la ciencia ficción, podría llegar el momento en el que seres humanos y máquinas compartamos fuente de alimentación, aunque por ahora el transhumanismo no ha llegado a tal nivel.
Volviendo al 2020, a pesar de que la tecnología de estos componentes haya evolucionado, todavía arrastran algunos mitos en cuanto a su cuidado y funcionamiento. Para separar la ciencia del folklore hemos recopilado algunas de las creencias más extendidas, además de otros tantos consejos que alargarán la vida útil de las baterías.
COMO PC DE SOBREMESA
¿Puedo tener siempre enchufado el portátil? ¿Debería de quitar la batería si va a estar mucho tiempo enchufado? Muchas dudas de los usuarios de portátiles corresponden a su uso como PC de sobremesa. La teoría dice que los portátiles pueden permanecer enchufados todo el tiempo sin suponer un peligro para el usuario y sin sufrir sobrecalentamiento, aunque si vamos a utilizar algún programa que consuma muchos recursos o utilizarlo para jugar, lo mejor sería contar con una base de refrigeración.
El problema de esta práctica sería la degradación que puede suponer para la batería, la cual dependerá de cada modelo y fabricante. Lo ideal sería evitar que esta esté siempre conectada, algo fácil para los portátiles que tienen la opción de extraerla, una característica que no comparten el 100% de los ordenadores del mercado.
¿Se extrae cuando marque el 100% de carga? No, la clave estaría en mantener la carga entre el 20 y el 80%. Esta regla, aplicable también a tablets y smartphones, reducirá la degradación de las celdas de iones de litio de la batería. El mantener el portátil con la batería puesta siempre conectada se traduciría en una reducción progresiva de la autonomía. Si la vamos a tener colocada, lo ideal sería adquirir el hábito de desenchufar el portátil cuando la carga alcance el 80% y enchufarlo cuando descienda al 20%, evitando forzar el uso de la batería por debajo del 15%.
Esto no quita que de vez en cuando se pueda descargar del todo y cargarla al 100%. Algo recomendable según varios expertos de servicios técnicos como Jesús Juárez, que tras más de quince años de experiencia arreglando portátiles, sugiere esta práctica por lo menos una vez al año. «Siempre aconsejo calibrar una vez al año la batería, descargándola completamente, a ser posible de forma lenta y bajando del 15%. Después de reposar unas 3 o 4 horas, la siguiente carga se deja hasta que alcance el 100%. Para evitar que los portátiles entren en suspensión, hibernación o se apaguen antes de descargarse por completo la batería, uso LiveCD«, explica el técnico a PIXEL.
LA BATERÍA SIEMPRE SE VA A DEGRADAR
Malas noticias, hagas lo que hagas tu portátil va a ir perdiendo autonomía, aunque siguiendo los consejos anteriores reduciremos la velocidad de degradación de la batería, postergando el amargo momento en el que esta deje de funcionar.
En algunos modelos la batería no es extraíble, por lo que habría que enchufarlo y desenchufarlo siguiendo los consejos anteriores, un detalle a tener en cuenta a la hora de comprar un portátil. Sin embargo, si se va a extraer la batería para guardarla, la regla de los porcentajes es la misma, la carga siempre entre el 80 y el 20%. Aún desconectada, esta se va a degradar, por lo que aconsejamos también enchufarla de vez en cuando para asegurarse de que mantiene en ese rango de carga.
NO OLVIDES LA BATERÍA EN UN CAJÓN
Aunque suene repetitivo, aunque retiremos la batería a un 70%, desconectada tiene una tasa de autodescarga, por lo que si nos olvidamos de ella durante demasiado tiempo nos arriesgamos a tener un caro pisapapeles. ¿Por qué? Una batería puede sufrir una descarga profunda prolongada de la que podría no recuperarse. Las baterías de iones de litio tienen un circuito de protección que evita que se vuelvan inutilizables si se sobredescargan.
Como si fuera un desfibrilador, los cargadores cuentan con un sistema que aplica una pequeña carga impulsora de muy corta duración, pero de gran voltaje, que activa el circuito de protección. Si detecta que una de las células ha comenzado a cargarse, el inicio de carga continuará de forma habitual y habremos ‘despertado’ la batería de nuestro portátil de su letargo, aunque esto no siempre funciona.
OBSESIÓN POR LOS PORCENTAJES
El 0% de la batería que marca nuestro portátil no significa que esta esté completamente descargada, ni tampoco al mínimo marcado por el fabricante de la batería. Por evitar peligros, ocurre lo mismo con el 100%, porque en dichos extremos hay riesgos. Por debajo la batería podría quedar inutilizada y por encima presentaría un riesgo para el usuario. Dependiendo del fabricante y su química interna, tienen un voltaje mínimo, uno medio, y uno tope.
Por otro lado, está el circuito de carga de nuestro portátil. Cada empresa tiene sus propios algoritmos, siendo unos más saludables que otros para las baterías y ofreciendo una mayor o menor velocidad de carga.
Si hablamos de conceptos, existen dos a tener en cuenta. El estado de carga (SOC), porcentaje que representa la capacidad máxima, y la profundidad de descarga (DOD), porcentaje que representa la descarga máxima. Si este último indicativo supera el 80%, supondría que la batería ha entrado en la fase de descarga profunda como explicábamos anteriormente.
EL CALOR ES SU ENEMIGO
El calor afecta directamente a la vida útil de las baterías y condiciona su funcionamiento, pudiéndolas convertir en pequeños explosivos, algo que aparte de ser escándalos y dejar imágenes para la posteridad (como las de un hoverboard en llamas rodeado de bomberos en mitad de una calle de Nueva York), ha provocado muchas devoluciones.
De acuerdo con Battery University, el uso de equipos en lugares que superen los 30 grados de temperatura puede tener consecuencias para su vida útil. «Los aparatos electrónicos sufren el mismo estrés cuando se exponen al calor que cuando se les somete a una carga de alto voltaje».
La temperatura incide de forma directa en el rendimiento de las baterías, por lo que aconsejamos que el lugar en donde se guarden tras su extracción sea fresco y seco. Para protegerlas de la suciedad y el polvo, las bolsas con cierre hermético son la mejor solución y tapar con cinta aislante los terminales metálicos, puede evitar conductividad accidental o cortocircuitos.
¿Por qué las baterías odian tanto el calor? La razón tiene que ver con los electrolitos que llenan los espacios entre las capas de óxido de litio y cobalto y las de grafito, evitando que los dos componentes se toquen. Esto es lo que atraviesan los iones de litio cuando se desplazan entre las dos capas, por lo que es bastante importante para la estructura de la batería.
A altas temperaturas, estos electrolitos comienzan a descomponerse, lo que hace que la batería se degrade en el transcurso de unos pocos cientos de ciclos de carga. Por ejemplo, esto es un problema muy importante para las baterías de vehículos eléctricos, que a menudo pasan gran parte del día al Sol. Sin embargo, si no tienes pensado trabajar todos los días desde una playa, mantener la batería del portátil a temperatura ambiente resultará bastante sencillo.
EL FRÍO ES SU ALIADO
«Usar la batería a bajas temperaturas y mantenerla fría es mucho mejor para su vida útil», aclara Juárez. Igualmente, el técnico recomienda también no sobrecalentar los equipos mientras están cargando y no dejarlos al sol dentro de un coche.
A muy bajas temperaturas, algo así como trabajar en el exterior en Siberia, el rendimiento del portátil podría ralentizarse. Los iones de litio se mueven más lentamente con temperaturas muy frías, significando que la batería podría no ser capaz de proporcionar energía suficiente a los componentes. Sin embargo, el cambio generalmente es leve y no está relacionado con ningún daño permanente.
A pesar de lo que se diga en algunos foros, almacenar las baterías en el congelador no es una gran idea. La condensación puede provocar corrosión en los contactos y en el sellado. Sin embargo, sí que es cierto que esta técnica ha podido solucionar un caso de batería ‘muerta’. Algunos usuarios han contado que baterías aparentemente irrecuperables (componente perfecto para experimentar porque si no funciona no tenemos nada que perder), después de pasar 14 o 15 horas en el congelador han vuelto a la ‘vida’.
El proceso conlleva meter la batería en una bolsa sellada, sacarla y dejar que adquiera la temperatura ambiente antes de introducirla en el equipo y por último, realizar varios ciclos de carga completa.
LA CLAVE ESTÁ EN LOS CICLOS DE CARGA
La vida útil se mide en ciclos de carga. No hay un estándar que englobe a todos los portátiles del mercado, pero como regla general, se cuantifica como un ciclo de carga cuando recargamos la batería tras descargarse alrededor o por debajo del 20%. Algunos fabricantes como Apple afirman que recargar a partir del 50% contaría sólo como medio ciclo de carga, extendiendo en el tiempo la vida útil del componente.
Cabe destacar que todas las baterías reducen su capacidad a medida que los ciclos de carga se van consumiendo. Según el análisis de Battery University, de un 88-94% de capacidad inicial pasaron a un 73-84% tras 250 ciclos de recarga.
¿Qué ocurre si alcanzo el máximo número de ciclos? Podremos seguir usando esa batería pero la reducción en la autonomía será notable y se irá agravando con el tiempo.
Cada portátil es un mundo y cada uno soporta hacer un número de ciclos de carga. En Apple ofrecen una estimación de sus equipos en la aparecen cantidades que pueden ir desde los 300 ciclos a los 1.000. Aunque no muchos fabricantes lo dejan tan claro.
Desde la consola de comandos podemos hacernos una idea del estado de nuestra batería. Si ejecutamos «powercfg /batteryreport», en el directorio «C:WindowsSystem32battery_report.html» se creará un reporte con la capacidad original (Design Capacity) y la actual (Full Charge Capacity).
CUIDADO CON MANIPULAR LOS VOLTAJES
No somos Nikola Tesla ni el dios nórdico del trueno, por lo que no es recomendable andar jugando con los voltajes para aumentar los ciclos de carga. Reduciendo el voltaje aumentaremos el número de ciclos pero reduciremos la capacidad de carga completa de la batería. Según Battery University, «cada reducción de 70mV en el voltaje de carga reduce la capacidad usable de la batería en un 10%».
OJO CON LOS CARGADORES
No todos los cargadores son iguales y eso podría tener un efecto perjudicial en la duración y funcionamiento de la batería. Los cargadores tienen todo tipo de controles que limitan la cantidad de corriente suministrada y dejan de cargar cuando la batería está llena, pero algunos de marcas blancas pueden no tener configuraciones de seguridad tan rigurosas.
Si se suministra demasiada corriente a una batería, podría significar la eliminación de demasiados iones de litio y acelerar la degradación. Esto no quiere decir que todos los cargadores de marca blanca pueden ser perjudiciales pero quizá sea mejor quedarse con un modelo oficial.